"Ésta es una historia real, absolutamente fiel a lo acontecido. Los hechos, no por confusos, deben exponerse tal como son y si en algún momento la tentación de transgredir la más estricta objetividad me llevara a una recreación ilusoria debes perdonarme, porque ya no sé cómo es la realidad. Ésta es una historia de confusión y excesos.
Primero fue una ciudad. No recuerdo dónde ni cuándo oí hablar de ella. Cómo llegué hasta allí no podría decirlo, quizá una larga noche de neblina o de borrachera, lo mismo es, y aunque estuve allí, no tengo orgullo por ello, porque nunca habrá regreso.
Se trataba de una gran ciudad, no me cabía la menor duda, era imposible de abarcar con una sola mirada (...)
Acercarme a ella duró mucho tiempo, hasta que un día, después de varios infructuosos intentos, me encontré en su interior. Sin saber cómo estaba dentro de un enorme vientre.
No había nadie (...) sólo había evidentes construcciones inexistentes, masas de sombras cuyo origen espacial era invisible.
(...) dejé de esquivar las masas oscuras y, sin pensarlo, penetré en una de ellas. Como en un profundo subterráneo, noté cierta humedad en la piel, posiblemente una ilusión, pero acaso no vivía en una permanente ilusión. Todo era blanco, tal como siempre había imaginado la muerte. Las sombras no eran negras por dentro, eran del color del traje de aquel italiano en el Café Coluzzi ¿Recuerdas? Blanco roto desventurado.
No volví a salir de las sombras (...) No ofrecí ninguna resistencia, no tenía necesidad de evacuar el lugar, simplemente ya no existía el sitio al que llegué. Orden y caos se confundían hasta la extenuación, aceleré mi ritmo sin saber por qué, me dejé llevar (...)
Volver no me resultó fácil, los caminos dejaron de existir, las líneas de ferrocarril se cruzaban como las trenzas de una niña rubia, los sauces se retorcían hasta sus raíces y los ríos dejaban ver el asfalto de sus fondos. Me limité a vagar.
(...)
Me instalé durante un tiempo en el Hostal Neutral, un establecimiento lleno de banderas y gris como el susurro. Allí escribí esto para tí. Si tu llegabas a leerlo encontraría la única salvación, acabaría encontrándome a mi mismo. Sorprendentemente no me sentía viejo, ni pesado, dejé de sentir el dolor y me temo, el amor.
Esperándote en la habitación, me había convertido en una sombra deforme y silenciosa."